Estamos solos porque no miramos a nuestro alrededor
Cada mañana, cuando abro la puerta de casa, viene una bandada de gorriones, saben que les voy a echar unas migas de pan y, ahora en invierno, lo agradecen. Ya nos conocemos, no concibo este campo sin ellos. Sé que actualmente están en peligro de extinción, más de veinticinco millones han desaparecido en los últimos años en nuestro país, según informan los ornitólogos.
La mañana está fría, es invierno, el sol se esconde, juega entre las nubes, nos da su luz, su calor. Los gorriones lo saben, buscan solanas en el tejado de placas onduladas de cemento y amianto, los veo desde mi ventana, toman el sol mientras pían y bailan dando esos pequeños saltos que alegran la monotonía del instante…
Y pensaba que estaba sola. Y no me hubiera dado cuenta si no miro. Y ellos están aquí, tan cerca, guardando…
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